En la versión del PMBoK© 6 y anteriores, el 99% del contenido trataba del alcance, costes, tiempos, compras, calidad, riesgos, etc., es decir, conocimientos técnicos, muy útiles para entendernos con otros profesionales. Los profesionales que trabajan en proyectos de investigación clínica poseen en general gran inteligencia y formación, por lo que les es fácil incorporar estos nuevos conocimientos. Una prueba de ello es que casi todas las personas que se presentan aprueban el examen PMP© al primer o al segundo intento.
En la nueva versión del PMBoK© (Agosto 2021) hay una frase que llama la atención, por su novedad: En la gestión de proyectos, las habilidades emocionales (soft skills) son tan importantes como las técnicas, si no lo son más.
Esta corta frase lo cambia todo. A partir de ahora tenemos que abrir el abanico de formación en gestión de proyectos a las habilidades emocionales.
Si me preguntaran, ¿cuál es la habilidad más importante que podemos desarrollar para tener éxito en la gestión de proyectos?, no me sería difícil contestar.
Si la pregunta hubiera sido cual es la segunda habilidad más importante, la tarea no sería nada fácil, pues habría muchas posibles respuestas: la comunicación, la proactividad, la planificación, el pensamiento crítico, la toma de decisiones, la resolución de problemas o conflictos, priorizar y algunas otras.
Pero para el primer puesto no habría discusión. Casi todos los expertos coincidirían en que la habilidad estrella de un Project Manager es su habilidad de generar confianza (trust).
Pero curiosamente, nunca conseguiremos generar confianza duradera si antes no hemos desarrollado en gran medida las otras habilidades. Y lo más interesante de todo es que todas esas habilidades -incluyendo las llamadas técnicas- dependen finalmente de la gestión emocional. ¿Por qué? Porque son las emociones las que abren o cierran la puerta a su uso. De nada sirve que sepas la teoría si no sabes llevarla a la práctica, y de nada sirve ser capaz de hacer algo, si en las situaciones difíciles no somos capaces de sacar lo que llevamos dentro. Y en todo proyecto hay momentos difíciles.
Podríamos resumirlo como un proceso:
1- Autoconocimiento (necesito saber qué me hace comportarme como lo hago y detectar la emoción cuando aparece).
2- Gestión emocional (para no reaccionar sino escoger la mejor opción).
3- Desarrollo de mis Habilidades Emocionales (mejorando así mi capacidad de escucha, asertividad, empatía, etc.).
4- Acceso a mis habilidades técnicas (y así sacar el máximo partido de mi inteligencia y capacidad de planificar, resolver problemas, adaptarme, pensar con claridad, etc.).
5- Mayor impacto (influyendo de forma transparente en mis interacciones con el promotor, mis managers, mi equipo, clientes, etc.
6- Generación de confianza (aumentando así el rendimiento y finalmente siendo percibido como merecedor de confianza).
Y todo comienza con el autoconocimiento y la gestión de nuestras emociones.
Lamentablemente, el área de las emociones en la gestión de proyectos está mucho menos desarrollada que la parte técnica, por lo que es más difícil encontrar información útil y menos aún práctica.
Si miramos al campo de la psicología en busca de ayuda, éste tampoco ha sabido trasladar a la práctica los grandes avances de las últimas décadas acerca de cómo funciona nuestra mente y cómo gestionarla.
Por lo tanto, hay gran escasez de conocimientos -realmente útiles para el día a día- relacionados con la gestión de emociones y debido a ello se está abriendo un campo con grandes posibilidades para aquellos que sean capaces de entender y utilizar con inteligencia, confianza y de forma integrada las 2 caras de la gestión de proyectos: Las habilidades técnicas y las emocionales.