La atención sanitaria ha evolucionado en las últimas décadas desde un modelo paternalista donde el paciente era un mero receptor de cuidados médicos y el que le marcaba su itinerario asistencial era exclusivamente su facultativo, a un modelo donde el paciente va ganando protagonismo, asumiendo más responsabilidades y teniéndosele más en cuenta. De ahí que en se haya acuñado en los últimos años el término del empoderamiento del paciente, para hacer referencia a ese nuevo escenario donde el paciente está llamado a tener un papel más relevante y decisivo, como sujeto de derechos y deberes en un entorno sanitario colaborativo.
El paciente tipo que se encuentra en estos momentos en el sistema sanitario es un tipo de persona muy distinto al de hace una décadas. La enseñanza universal obligatoria hasta los 18 años y el aumento en el número de universitarios en las últimas décadas, ha hecho que los pacientes de hoy en día tengan de media un nivel cultural muy superior al de hace varias décadas.
Esa mayor preparación de la población hace que se pueda hacer depositaria de un papel más relevante en el manejo de su salud y en las relaciones con el personal sanitario que puede llegar a atenderle.
En un entorno donde la cronicidad de las patologías y la continuidad asistencial son dos de los grandes retos a los que se enfrenta el sistema sanitario, es más necesario que nunca trabajar en la medicina preventiva y en contar con que cada ciudadano adopte unos hábitos de vida saludables que redundarán en una disminución de los episodios de mala salud que terminen en una hospitalización o en un proceso quirúrgico. Si estas eventualidades se producen el paciente ya no será sólo un destinatario de cuidados médicos y farmacológicos, sino que tiene que ser percibido como un agente activo que participa y decide con sus médicos sobre su salud.
La negociación del tratamiento y la terapéutica
Un paciente empoderado o un paciente activo es una persona informada, que gracias a la multitud de fuentes de información que tiene a su alcance, a un nivel cultural suficiente y la información que le facilita sobre sobre su patología el personal sanitario es una persona que tiene que ser escuchada por su médico a la hora de elegir la mejor opción terapéutica o asistencial. El médico debe de hacer un esfuerzo de pedagogía para explicarle las distintas alternativas posibles y disponibles para su tratamiento, las más conservadoras y las más innovadoras, las más costosas y las accesibles y ambos de mutuo acuerdo escogerán la más idónea en cada caso particular en una decisión compartida donde ambos asumen los pros y contras de la alternativa elegida. Esa es la nueva forma de funcionar en la medicina colaborativa que se dibuja en el nuevo escenario del empoderamiento del paciente responsable. Un paciente que se implica en su salud y que va a seguir las recomendaciones médicas para obtener los mejores resultados en salud.
Máxime, cuando hoy por hoy en muchas patologías crónicas muy prevalentes se requiere de un compromiso grande por parte del paciente, por ejemplo, del enfermo de diabetes, que debe medirse la glucosa, administrarse la insulina, reducir peso, hacer ejercicio, mantener una dieta equilibrada y estar alerta ante síntomas propios de las complicaciones asociadas a la diabetes como los problemas de visión o el riesgo cardiovascular. Este nuevo perfil de paciente, es un paciente informado, un paciente experto en su patología que habla con otros pacientes, que a menudo está asociado en grupos de pacientes que ponen en común sus necesidades, preocupaciones y reciben una ayuda suplementaria como la atención psicológica o fisioterapia. Este paciente experto es muy útil para todas aquellas personas que se enfrentan por primera vez a una enfermedad grave como puede ser algún tipo de cáncer o el VIH. Ante la angustia o la ansiedad que puede generar en una persona saber que padece una enfermedad de este tipo, la ayuda de otros pacientes que ya han pasado por ese trance y han aprendido a convivir con una patología o que incluso la ha superado, puede ser muy útil y valiosa.
Las nuevas tecnologías y el paciente empoderado
Los avances tecnológicos que han hecho la vida más fácil para los enfermos de cualquier patología también están posibilitando un seguimiento telemático de sus indicadores de salud. La telemedicina está llamada a tener un papel muy relevante en los próximos años y la monitorización a distancia de los pacientes de determinadas patologías incrementarán la posibilidades de atención domiciliaria para lo que será fundamental contar con pacientes instruidos, responsables, informados y colaboradores con los especialistas sanitarios para el seguimiento de sus tratamientos y estados de salud. Aquí también el paciente empoderado tiene que asumir su responsabilidad con su propia salud desde la disciplina y el conocimiento de su enfermedad.
Los dispositivos “wearables” están siendo una revolución en este campo, pronto podremos acceder a la temperatura corporal, la presión sanguínea y el pulso de un paciente que está a cientos de kilómetros accediendo a una aplicación instalada en el reloj que porta en su muñeca. El desarrollo de aplicaciones móviles para el control de la salud por parte de profesionales médicos y sanitarios especialistas permitirá incluso el adaptar una medicación a las posibles modificaciones metabólicas del paciente o reducirla a medida que mejora el estado del paciente. Incluso hay dispositivos que están estudiándose para una administración transdérmica ordenada de forma remota por un médico que monitoriza desde su centro de trabajo las constantes del paciente que se encuentra tranquilamente en su casa. En muchas ocasiones esta medicina requerirá de una proactividad por parte del paciente que tenga que colaborar en el manejo de esta nueva tecnología sanitaria que reducirá las estancias hospitalarias y los consiguientes costes asociados.
Escuelas de pacientes
Para este nuevo papel que está llamado a desarrollar el paciente del presente y del futuro son muy útiles las iniciativas públicas como la puesta en marcha por la Consejería de salud, igualdad y políticas sociales de la Junta de Andalucía mediante la web http://www.escueladepacientes.es/ un foro donde los pacientes pueden interactuar entre sí y encontrar información relevante sobre las patologías más prevalentes y que generalmente generan más cuestiones en los pacientes y familiares. Este tipo de foros están supervisados por profesionales sanitarios que velan por la calidad de los contenidos y porque la información que se ofrezca esté basada en la evidencia científica, además organizan reuniones y foros donde los pacientes son escuchados por los responsables de las políticas sanitarias y las sociedades científicas. Estos sitios web son una alternativa ofrecida desde instancias institucionales para contrarrestar el posible riesgo que supone obtener información médica de webs de dudosa procedencia y con contenidos no avalados por la ciencia médica, muy abundantes en la red de redes. No sólo las páginas web del estilo de la Escuela de Pacientes comentada están empezando a erigirse como referente de los pacientes empoderados, sino que las aplicaciones móviles que se pueden descargar en tabletas y móviles están empezando a producirse para dar consejos de salud o servir como diarios de una enfermedad y ser un aliado ante el seguimiento de una patología. Por lo que no tendremos que extrañarnos cuando además de un tratamiento farmacológico el médico prescriba una APP para aprender más sobre una patología o ayudar en el manejo de los síntomas o efectos adversos de una medicación. En este camino, aun por recorrer, se deberían de encontrar administraciones sanitarias, sociedades científicas, asociaciones de pacientes, la industria farmacéutica y los prestadores de servicios telemáticos.