La clara necesidad de una figura que sirva de interlocutor base entre la Industria Farmacéutica y las distintas Administraciones Sanitarias (Estatal, Regional y Local) se hace cada vez más imprescindible en un entorno cambiante y de adaptabilidad permanente, donde los productos farmacéuticos puedan incorporarse al mercado y a disposición de los pacientes y usuarios, en un marco financiado, con precios adecuados y con una marcada necesidad de establecerlos en un breve espacio de tiempo.
El papel del Market Access es tan sustancialmente relevante en nuestros tiempos que precisa de una readaptación constante a sus roles iniciales, no quedando clara su descripción conforme a unas líneas de desempeño fijas, pues cada compañía farmacéutica establece las suyas propias, proporcionando numerosas variabilidades que le hacen ampliar sus esferas de actuación.
Su pertenencia al Departamento de Relaciones Institucionales deja a buen seguro las marcadas tildes, desde sus inicios de un papel de representación ya lejano, para reinventarse e incorporarse a procesos productivos de innovación y creatividad, en un medio de implementación de diferentes modelos de gestión de los sistemas sanitarios, promovidos desde su ejecución en el año 2002 en las transferencias sanitarias de las distintas Comunidades Autónomas.
Dichos modelos generan constantes cambios, debido a los modelos estructurales de cada uno de ellos, la conformación de los propios sistemas y sus necesidades, a las distintas normativas que las integran y últimamente, a la intervención de otras administraciones fuera de la esfera sanitaria que inciden, cada vez más, en la gestión del diseño de nuevas disposiciones que impactan en el sector farmacéutico, como por ejemplo, la entrada de innovadores fármacos para patologías de alto impacto o en la mente de todos, la vinculación del PIB al crecimiento del gasto farmacéutico.
Por todo ello, se hace imprescindible diseccionar paso a paso desde la presentación e introducción del producto, con un margen de expectativas, a la ejecución de las directrices que conforman la vida y desarrollo del mismo.
Todo este entramado configurará y detallará bajo qué condiciones los productos farmacéuticos serán o no financiados, cuando, con qué precios, bajo qué condiciones definitorias de prescripción se realizarán y que otras condicionantes se le aplicarán, además de contemplar cualquier otra variable de aplicación, que marcarán la trayectoria de los productos.
Una vez aceptada su entrada en el mercado, todo ese complejo normativo ampliará los condicionamientos de los mismos, pues se ha de definir nuevos términos que alineen bajo qué realidades estos productos son demandados, pudiendo, éstos, estar sujetos a los distintos sistemas de prescripción, plataformas de contratación, acuerdos marco, a aquellos indicadores específicos promovidos por las propias instituciones y además, incorporarlo al modelo adecuado, a través de los 17 órganos comunitarios que lo regulan.
Todos estos modelos sanitarios, obligan a establecer nuevas hojas de ruta e involucrarse en nuevos marcos estratégicos que han de revisarse desde el sector farmacéutico, para asegurar la llegada de los productos y servicios sanitarios al mercado.
Para adecuar estas nuevas hojas de ruta, se introduce un nuevo término, que viene a demarcar aún más si cabe, la condición de mejora de utilidad del producto, hablamos del Valor.
El aporte del Valor sanitario determina la utilidad del producto farmacéutico, con referencia a otros tratamientos disponibles previos y dirigidos a la mismas patologías, los datos que se proponen a nivel fármaco -epidemiológico y fármaco-económico van a permitir evaluar la utilidad socio-sanitaria del producto y, por tanto, se basará en la calidad de los ensayos, en la pertinencia, de sus beneficios terapéuticos que le confieren y en la evaluación y valoración del riesgo beneficio.
La evaluación del Valor sanitario, va a incorporar ítems que conforman la gravedad de la patología, la eficiencia del fármaco, el papel que representa en la estrategia sanitaria y su demarcación de las alternativas terapéuticas de las que ya se disponen.
Hay una necesidad evidente, de exponer nuevas herramientas de desarrollo, que promuevan y generen nuevas posibilidades colaborativas con el entorno, a través de una gran capacidad de comunicación e interlocución con los diferentes actores del sector, desde la pro-actividad de iniciativas, desde la vertiente expositiva probada y acreditada científicamente, que responda a las necesidades no cubiertas que se presentan en la realidad sanitaria, bajo un entramado legal, cada vez más complejo y presentando modelos fármaco-económicos, que avalan la necesidad de la utilidad y los beneficios socio-sanitarios, que justifican la eficiencia de los productos al mercado.
En definitiva, el acceso al mercado es una necesidad adaptativa y constante, propia de los novedosos modelos que la rodean y de la celeridad de implementación en los tiempos de ejecución que la demarcan, en una incesante búsqueda que invita a dar contestación a los requerimientos de índole sanitaria, que se precisan en los momentos actuales y que conformarán, en un futuro inmediato, la robustez de su continuidad y la reafirmación de su presencia.