La formación continuada en el sector de la dermocosmética es necesaria para poder ofrecer el mejor consejo a un perfil de usuario cada vez más exigente y en busca de atención personalizada. Conocer ampliamente las afecciones de la piel y los distintos cuidados desarrollados para su tratamiento es la clave del éxito en un contexto en el que el autocuidado y la prevención están en auge constante.
Los cambios en el estilo de vida, la alimentación, los factores ambientales y la contaminación son algunos de los factores que influyen directamente en el hecho de que cada vez más personas padezcan alguna afección dermatológica. Concretamente, en el caso de la dermatitis atópica, ha aumentado el número de afectados considerablemente en los últimos años, con una alta prevalencia en niños, tal y como alertaron los expertos en el último Congreso de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). El conocimiento por parte de la población de cómo cuidar y proteger la piel es imprescindible para prevenir y detectar de manera precoz estas patologías.
En este sentido, el farmacéutico tiene un papel imprescindible en el bienestar de los pacientes, siendo el consejero más cercano y convirtiéndose con frecuencia en el primer punto de consulta. Gran parte de la población percibe la farmacia como un recurso de atención primaria de confianza, atendiendo a todos los miembros de la familia en la mayoría de ocasiones. Por lo tanto, la oficina de farmacia se convierte en una pieza estratégica para la promoción de la salud de la piel convirtiéndose en un interlocutor clave del paciente. La actualización constante, tanto de los aspectos básicos de las patologías menores como de los cuidados disponibles según las distintas necesidades, debe convertirse en una prioridad para ofrecer el mejor servicio a un usuario cada vez más exigente que ha entendido que el producto dermocosmético debe ir siempre acompañado de consejo farmacéutico de calidad.
Conocer los aspectos básicos de las afecciones dermatológicas más frecuentes es vital para evitar recomendaciones erróneas que pueden agravarlas o hacerlas pasar desapercibidas pudiendo suponer un problema en el medio o largo plazo. Es frecuente, por ejemplo la confusión en el diagnóstico de patologías tan distintas como la rosácea, la dermatitis seborreica o el acné, las causas que las provocan y sus manifestaciones clínicas son completamente distintas pero si no existe un buen conocimiento de ellas que permita al farmacéutico realizar un diagnóstico diferencial podríamos cometer errores en el consejo dermocosmético.
Por ello mismo, conocer de primera mano este tipo afecciones dermatológicas puede contribuir positivamente en el bienestar de los pacientes.
En el caso de las enfermedades cutáneas se dan además otras situaciones específicas. Por un lado, el actor psicológico, que actúa en gran medida al tratarse de enfermedades visibles. Sentirse mal físicamente con uno mismo puede crear numerosas inseguridades y miedos, agravando la enfermedad. Por otro lado, el paciente crónico que padece este tipo de afecciones suele abandonar el tratamiento si los cuidados no son fáciles ni agradables de aplicar. Conocer de primera mano las diferentes texturas y aromas de los distintos cuidados es muy importante para evitarlo. Numerosos laboratorios estamos trabajando e invirtiendo constantemente en I+D para el desarrollo de cuidados que además de eficaces sean agradables de aplicar, proporcionando un bienestar, tanto físico como psicológico, ya que sentirse bien con uno mismo es el primer paso para no abandonar un tratamiento.
El hecho de que la aplicación de una crema o una loción se convierta en un momento de placer, de sensación de bienestar por la mañana o un momento relax por la noche, es muy importante para no dejar de utilizarlo. Continuamente se está innovando en este aspecto en el campo de la dermocosmética, que precisamente unifica el cuidado de la piel (dermo) con el bienestar exterior (cosmética). Esta constituye otra de las razones por las que es importante formarse constantemente y conocer las mejores alternativas y opciones para cada usuario.
En este sentido, crear un espacio en la farmacia dedicado a probar, interactuar y conocer este tipo de cuidados puede ser un buen punto de partida, quedando todavía mucho recorrido y campo libre para innovar, incorporando valor añadido por vías todavía por explorar.
Otro de los aspectos en los que vale la pena ahondar por su importancia es la escucha activa. Los tiempos tienden hoy en día a acortarse. Las prisas y la inmediatez suelen ser prioridad, algo que debería tender a ser al revés en la farmacia, donde el tiempo de atención y de respuesta debería tender a ampliarse con el fin de ofrecer un servicio único. Cada farmacia debe trabajar en sus puntos fuertes para proyectar un carácter diferencial. En este sentido, el profesional tiene también una función muy importante como divulgador. El envejecimiento cutáneo, el tratamiento de manchas en la piel o el consejo en dermofarmacia del paciente oncológico son algunos de los muchos aspectos hacia los que el farmacéutico puede dirigir su discurso.
Otro ejemplo en este caso es el papel asesor imprescindible en la prevención solar y la fotoprotección. Pocas semanas antes de que se acerque el verano, los usuarios acuden a su farmacia habitual para comprar las cremas solares. Pero no debe ser la única época del año. El farmacéutico, como el consejero cercano que hemos indicado antes, debe formar a la propia población sobre la necesidad de protegerse durante todo el año, y no solo en época estival de manera efectiva, se convierte en el punto más directo de información que parte de la farmacia.
El autocuidado en la farmacia del futuro
El autocuidado, en el cual se incluye el área de la dermofarmacia, debe tener un gran protagonismo en la farmacia del futuro. La población, especialmente joven, se preocupa cada vez más por su bienestar. El deporte, la alimentación, pero también la prevención se convierten en sus prioridades así como también lo son el trato personal y exclusivo: el único camino para fidelizar al usuario.
Las oficinas de farmacia han demostrado una gran adaptación al cambio, sin dejar al lado la dispensación de medicamentos. Estas han visto en la dermocosmética una oportunidad, facturando más de 450 millones de euros en 2016 en este tipo de productos, según apuntan los datos de la consultora Quintles IMS. Los productos de cuidado personal, también incluidos en el ámbito de “Consume Health”, supusieron el año pasado el 43% de todas sus ventas, según la misma fuente. Para el Observatorio del Medicamento de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE) los resultados difundidos en dicho informe también muestran que la recuperación del segmento del mercado que representa la farmacia está sustentada principalmente en los productos de autocuidado. Todo ello demuestra que la prevención, también en el cuidado de la piel, es muy importante para los usuarios, no solo por cuestión estética si no por una cuestión salud.
A pesar de ello, no siempre es fácil presentar este tipo de productos, ya que ante la creciente oferta los usuarios buscan la diferenciación, una interacción, lo que explica que la venta online de los cuidados OTC, cada vez más frecuente, no haya ganado todavía la partida. Demostrar que el lugar que le corresponde a estos productos es la farmacia, de la mano de un profesional que pueda atender a las necesidades del paciente, es muy importante para poder ganar ventaja de esta conveniencia.
El desarrollo de herramientas que garanticen una mayor adherencia a los tratamientos como las aplicaciones informativas o de seguimiento son buenos ejemplos de los avances en los que se está trabajando. Conocer a fondo aspectos clave del marketing y de la comunicación así como saber las oportunidades que pueden ofrecer las redes sociales contribuye también a adaptar el mensaje eficazmente, enfocándolo hacia el tratamiento individualizado.